Los colores varían mucho dependiendo del espacio en el que se encuentren. Una imagen nunca se verá igual en un monitor que en papel impreso. E incluso en diferentes monitores podemos encontrar diferencias respecto al color.
En este último caso, las diferencias de color de un monitor a otro se debe principalmente a las opciones de calibrado de cada uno de ellos. Dependiendo de cómo esté configurada está opción, los colores se verán muy distintos. Por eso es importante que conozcas cómo debes calibrar el monitor de tu ordenador y por qué es necesario aplicar esta acción.
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¿Qué es el calibrado de un monitor?
Las características del color varían en un ordenador a otro por muchas cuestiones, entre ellas el tamaño del monitor, el tipo de panel, el brillo e iluminación y, por supuesto, el espacio de color. Aunque el espacio de color, el brillo y el tono y el calibrado harán que los colores se vean de una forma u otra.
Cuando hablamos de calibrado nos referimos a la configuración del monitor del ordenador que se emplea para lograr una reproducción perfecta y fiel del color y, además, para ajustar el brillo, el contraste y la gama de la pantalla para que todas estas características estén en los niveles óptimos.
Para poder ver los tonos en la pantalla con la máxima fidelidad posible a los tonos naturales será necesario realizar un calibrado. Aunque normalmente son los profesionales del diseño quienes realizan esta acción para poder desarrollar bien su trabajo, lo cierto es que los usuarios personales pueden beneficiarse de este ajuste. Con el calibrado conseguimos que se mejore la calidad de imagen y que la vista se canse menos. Y, además, en algunos casos puede mejorar la nitidez.
Es importante tener en cuenta que el calibrado no debe realizarse una sola vez. Con el uso, el calibrado se desajusta progresivamente, haciendo que el calibrado óptimo se pierda y debamos reajustarlo. Lo ideal sería calibrar el monitor cada cierto tiempo. Por ejemplo, todos los meses.
Nota: Evita calibrar el monitor en ambientes muy luminosos o con luces que incidan sobre la pantalla directamente porque puede confundirlos al elegir los ajustes.
Para poder calibrar un monitor es necesario tener en consideración una serie de pasos previos para que el resultado sea el más óptimo. En primer lugar, debes tener el manual del monitor. Si no lo tienes impreso, puedes descargarlo. Además, antes de calibrarlo, sería necesario prepararlo. Es decir, dejar el monitor encendido unos minutos para que se caliente y alcance su estado óptimo de funcionamiento. A la hora de configurar el monitor, debes optar por la opción de su resolución nativa. Es decir, la resolución por defecto del monitor.
Deberás ajustar también la profundidad de color al máximo. Estos ajustes se pueden cambiar en el menú de la pantalla del sistema operativo. Aunque el ajuste recomendado para la profundidad de color es de 6500k.
Calibrado de pantalla manual
Aunque es la opción más directa, también puede ser la más complicada, porque cada monitor tiene sus herramientas propias de calibración, aunque sus menús de calibrado no son muy sencillos porque cada monitor tiene las funciones de calibrado en distintos lugares. Será necesario que sigas las instrucción del manual del monitor para realizar correctamente todos los pasos.
Existen diversas aplicaciones y servicios web que sirven de guía para que podamos seguir los pasos y determinar los tonos, el brillo, el contraste, etc. Algunas de estas páginas son Photo Friday Monitor Calibration Tool o Lagom.
La manera más simple de calibrar un monitor es a través de su menú propio mediante la herramienta nativa del sistema operativo de tu ordenador:
- En Windows 8: panel de control > buscar “calibrar pantalla”
- En OS X: configuración > pantallas > color
Calibrado de pantalla con software y hardware
Calibrar la pantalla de un ordenador mediante software es el método más completo y sencillo de todos. Aunque no es tan preciso como el calibrado por hardware, es suficiente para la mayoría de usos que se le dan a estos dispositivos.
Existen aplicaciones gratuitas que permiten calibrar el monitor. Para ello, deben descargarse y seguir las instrucciones con detalle. ¿La ventaja de estas apps? Que permiten guardar el resultado para que el próximo calibrado sea automático.
Algunas de estas aplicaciones son:
- Calibrize: calibra los colores de la pantalla y la corrección de gama en tres pasos. Sólo es compatible con Windows.
- Quickgamma: es la app más extendida y empleada para calibrar los monitores. Aunque funciona como el calibrado de Windows, es mucho más preciso que éste. Al igual que la anterior, sólo está disponible para Windows.
- F.lux: aunque no es una aplicación de calibrado como tal, ajusta tanto el brillo como los parámetros del monitor según la hora del día y los datos que los usuarios le proporcionan. Así los ajustes se adaptar a las características del día. Además, está disponible tanto para Windows como para Linuz, OS X y iPad.
Otra de las opciones es calibrar el monitor mediante hardware. Esta acción se realiza a través de calibradores. Son dispositivos que se conectan mediante un USB y ajusta perfectamente la imagen de la pantalla. ¿El inconveniente? Su precio (la media está sobre los 150€).
Por último, puedes optar por contratar servicios profesionales para que realicen tus diseños. En Ferysu somos expertos en artes gráficas y contamos con los mejores recursos y tecnología para que los diseños sean exactos tanto en pantalla como en impresión.