Si alguna vez has enviado a una imprenta un archivo y el resultado de los colores no era nada similar a lo que aparecía en tu pantalla, puede que el problema sea del modelo del color y no de las capacidades de la empresa. Es posible que el problema radique en la elección del modo RGB o CMYK. ¿No sabes de qué estamos hablando?. Hoy te lo explicamos.
Como comentamos, hay ocasiones en las que los resultados, no son los deseados, pero esto tiene una muy sencilla solución una vez entendamos el por qué. A continuación, te explicamos más sobre los sistemas de impresión y como influye el modelo de color elegido a la hora de imprimir.
Esto se debe a que en primer lugar, una pantalla nos va a permitir usar muchos más colores que a la hora de imprimir. Esto ya te dará una idea de porqué al imprimir tu proyecto, los colores han aparecido más apagados, y totalmente diferentes a lo que tu veías en tu ordenador.
En la impresión, el método de generación del color , es muy diferente al digital y se trabaja de manera distinta. Está diferencia, la podemos ver en el modo de generación de color que se utiliza. Por un lado nuestro monitor trabaja en RGB, mientras que para imprimir, se utiliza el sistema CMYK.
Se trata de un acrónimo, Red (rojo), Green (verde) y Blue (azul). Y a través de este método, se pueden conseguir todos los colores necesarios a base de la síntesis aditiva. Es decir, la suma de estos colores, en diferentes cantidades, son los que van a generar el completo espectro cromático. Y la suma total de ellos, da como resultado el color blanco.
Como decíamos, es el modo utilizado en nuestro ordenador y es perfecto para las creaciones digitales, que se van a mantener en este formato. Es decir, proyectos para web, por ejemplo. Sin embargo, si nos estamos planteando, imprimir nuestro trabajo, debemos conocer más acerca el CMYK.
En este caso, el nombre de este sistema, también está formado por las iniciales de otros colores. Ahora, serán el Cyan (cian), Magenta, Yellow (amarillo) y el Key Black (negro). A este último, se le llama así debido a que la plancha que contenía ese color, era la que cargaba la mayor parte de la información a imprimir.
Como decimos pues, este es el sistema utilizado por la imprenta, de tal manera que se usa una plancha para cada color y combinándolas, se van a generar los diferentes colores. Ahora bien, este sistema, es completamente opuesto al modelo RGB. En el caso del CMYK, se trabaja a través de la luminosidad de cada tono, es un modo sustractivo.
Con la definición de ambos, ya podemos ver que se trata de dos modelos de color totalmente opuestos, pero vamos a sintetizar.
En primer lugar, el RGB, trabaja con colores aditivos, mientras que el CMYK son sustractivos. Es decir, el segundo sistema, se basa en la absorción de la luz. Por ejemplo. Si un objeto es de color azul, implica que está absorbiendo todos los colores, excepto el rojo, ya que lo refleja. Es una manera muy básica de ilustrar la capacidad de absorber y rechazar la luz por los objetos, pero sirve para ejemplificar por qué el modelo CMYK, es sustractivo.
Sin embargo, el color RGB, utiliza colores complementarios al CMYK (característica que hace tan diferente a cada una de las opciones) Y en este caso, será la suma de ellos, la que de el color a los trabajos.
En contraposición, el modelo CMYK, trabaja en porcentajes y juega con las luces y las sombras. Para los colores más claros, se les asigna un porcentaje menor. Y los más oscuros, uno más alto.
Ahora bien, este modelo es algo más complejo y no sirve con poner un 100% de negro, ya que al trabajar basándose en el modo de absorción del color, si queremos un negro más saturado, es necesario incluir también al resto de tonos, en diferentes porcentajes.
No obstante, este último apunte, está más dirigido al ámbito profesional de diseñadores y expertos de la imprenta. Si quieres conocer más sobre el tema del color, puedes leer este post publicado en nuestro blog.
Si lo que deseas es imprimir tu trabajo, lo mejor es que antes de diseñarlo, establezcas el modelo de color CMYK y ahí vayas trabajando con los diferentes tonos. De esta manera, te aseguras que el resultado final en formato físico será igual que lo que ves en tu pantalla.
Pero si tu proyecto es únicamente para incluirlo en plataformas digitales, decántate por el modelo RGB y los colores seguirán tan vivos como en tu editor.
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